16 de agosto de 2010

El secreto

Ver para creer.

Más que ser desconfiado, se trata de contrastar opiniones con nuestro punto de vista personal.

Sentimos la necesidad de agudizar nuestros sentidos, nos frotamos los ojos, buscamos silencio para poder oír, probamos la comida por separado, nos colocamos perfumes en diferentes partes del cuerpo para discernir cuál es el más adecuado para según qué ocasión...

Es muy difícil ser ajeno al mundo, a lo que percibimos: Somos parte de él.

Pero es saludable darnos cuenta de que nuestros sentidos pueden ser engañados y estos a su vez, a la razón.




Y es que, lo básico, lo importante, lo que nos hace decidirnos y movernos y vivir, está en silencio, es imperceptible a los sentidos y a la razón.

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