He sido capaz de ponerme en los ojos de quien camina conmigo.
De oler las mismas plantas.
He aprendido sus canciones.
Apreciado sus amaneceres y sus cafés conversados.
He dormido con su almohada hasta encajar mis orejas en sus hendiduras.
He dolido sus huesos al levantarme del sofá.
También sentí correr el agua por su cuerpo cada mañana.
Bebí sus licores con la fragancia de sus colonias.
Esperé, lloré sus lágrimas y entendí sus versos.
Olvidé mil llaves en otras tantas trébedes.
Volví, retrocedí sobre mis pasos.
Me sorprendí mirándome...
Caminé con tus mocasines y esta mañana al ponerme los míos me he dado cuenta de que no me encajan.... ni lo volverán a hacer jamás.
- Pena, ya iba siendo hora de que tiraras esos zapatos.... ¡Menudo cante!
- Bueno, bueno. Que hemos pasado muy buenos ratos con ellos...
- Si, y malos... Vamos que hemos pasado prácticamente todos...
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