Despejado, completamente despejado.
De azul intenso, sin rabos de nube robando tibiezas. Ni tan siquiera pajarillos revoloteando alegremente...
...Ya, faltan datos...
Son las tres y media de la tarde de este agosto recio castellano.. Que hay que ser muy valiente, aún siendo pájaro para salir de los oscuros brazos de la sombra...
En mi mano, un café bien cargado de hielo y compañía.
En la radio, Aretha Franklin ofrece libertad.
La tomo, mi corazón se adapta al ritmo acompañado por mi respiración que se va acelerando hasta llegar a un ritmo normal, ese que despeja dudas cuando no sabes si la persona que la posee está viva o no.
Pues sí, estoy vivo y feliz.
Hoy hace dos años que no se me ve rodeado de humo a estas horas, ni a ninguna.
Y me siento despejado, completamente despejado... y libre.
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