11 de agosto de 2010

Mi aire

El suyo fue un nacimiento repentino. La vida entró tan vigorosa en sus pulmones, que llenó todo su cuerpecito de sentimientos.

Y comenzó a llorar, de la misma forma que podía haber empezado a reír, apretando sus puñitos y sin parar de moverse.

La noche que logró ponerse de pie, se hizo día.
Cuando empezó a andar, era posible verla mirando a ambos lados de su cabeza a la vez, de pura curiosidad.
Su correr era volar.

Duele de la edad demasiado pronto y está aprendiendo a estar sola y a oler las flores y a mirar el mundo con curiosidad...

...tanta, como la fuerza con que entró tu primera bocanada de aire en mi vida.







(A Natalia en mi vida)

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