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23 de enero de 2012

De mieles y bocas de cerdo

Tras la lluvia, las hojas colmadas, empezaron a desprenderse de las gotas de agua. Fueron cayendo  una a una, tintineando en los charquitos formados a diferentes alturas de los cocos abiertos y rotos que había desperdigados por el suelo. Azar y viento, se aliaron e hicieron que, nota por nota, sonara la quinta sinfonía de Beethoven completa.
Un cangrejo ermitaño, asustado por el ruido, corrió a esconderse bajo la arena.


- De lo que concluyes que no está hecha la miel para la boca del cerdo...
- No Alegría, creo que las sensaciones existen solamente cuando alguien tiene capacidad para percibirlas como testigo subjetivo, el resto simplemente fluyen.

16 de agosto de 2010

El secreto

Ver para creer.

Más que ser desconfiado, se trata de contrastar opiniones con nuestro punto de vista personal.

Sentimos la necesidad de agudizar nuestros sentidos, nos frotamos los ojos, buscamos silencio para poder oír, probamos la comida por separado, nos colocamos perfumes en diferentes partes del cuerpo para discernir cuál es el más adecuado para según qué ocasión...

Es muy difícil ser ajeno al mundo, a lo que percibimos: Somos parte de él.

Pero es saludable darnos cuenta de que nuestros sentidos pueden ser engañados y estos a su vez, a la razón.




Y es que, lo básico, lo importante, lo que nos hace decidirnos y movernos y vivir, está en silencio, es imperceptible a los sentidos y a la razón.