- Alegría, a mí los pitidos se me meten el los oídos y no me dejan pensar...
- Mejor pitidos con un poco de ritmo...
estamos en continuo cambio convivimos con nosotros mismos
26 de abril de 2011
Sala de espera
Me gusta cerrar los ojos y tocarme la boca. La punta de la nariz. En medio de la frente. Cada uno de los dedos de los pies. El talón. Hacerme cosquillas en las plantas. Mover las rótulas. Meterme el dedo en el ombligo. Me gusta soñar antes de abrir los ojos. Voy a pensar que no suena ese pitido. Que no vienen todos corriendo, que no estás llorando en la sala. Esa de espera.
- Alegría, a mí los pitidos se me meten el los oídos y no me dejan pensar...
- Mejor pitidos con un poco de ritmo...
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- Mejor pitidos con un poco de ritmo...
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8 comentarios:
Qué dramático bicefa... La muerte llega en muchos casos con ese pitido de final del partido...
Muy bien contado, me impactó!
Un abrazo!!
No me gusta, pero me gusta.
Vaya, qué voy a decir, que me parece increíble tu capacidad de narrar así, como quien no quiere la cosa me has metido un fiambre en el relato y yo sin darme cuenta...
Un abrazo ADMIRADO
ay ! que me corrió frío por la espalda Bicefa!! qué sensación! eso es escribir clap clap clap!!
Joder, compañero... me dejaste tieso, sin poder meterme el dedo en el ombligo. Como tantas veces, tierno a la vez que aterrador. Ese final abierto es magnífico.
como sigas así, tu armario va a terminar pareciéndose a esto.
¿Cómo se hace para escribir todos los días y ser tántas veces delicioso, magnífico?
...claro, siendo Bicefa. Así cualquiera.
Besos pavoridos.
Pd:"...antes del abrir los ojos" anda, no seas perezoso, corrige eso.
¡uf¡ da repelús el relato. se siente la espera tensa aunque te rasques el cuerpo entero.
Un abrazo
Un tema muy bien elegido. Y muy bien resuelto. Me gusta la fragmentación gramática: quizás me voy a pasar de interpretativo pero me parece que refleja un modo de hablar propio de otro mundo. No sé si iba por ahí tu intención.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Encantador, como tú. Al menos eso dicen tus relatos.
Este relato tiene una sensibilidad exquisita.
Genial bice, ha sido genial leer "En la sala de espera".
Besos.
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