Arrimó el taburete al armario. Bajó la maleta de cartón y de dos guantazos con la rodea le quitó el polvo. Metió dos mudas, un cacho de pan, la bota de vino y un par de chorizos envueltos en papeles de periódico. Cambió la boina por una gorra de pana negra a juego con su traje. Echó una mirada a su retrato con Dolores y entornó la puerta. Se calzó las madreñas y se abrochó la pelliza. La cuesta estaba cubierta de nieve y la Cuevona apenas se veía. Cacha y maleta en mano esperó a su hija y a su "padre, el invierno no lo puede pasar sólo. Hay una residencia en mi barrio, La Paz le dicen...". Vio pasar a Tula con el rabo entre las patas, le pasó la mano por el lomo como despedida y pensó: "mierda de cierzo, ¡coño!"
- Estoy helada, Alegría
- Pues hoy no hace mucho frío.
- No de ese frío...
13 comentarios:
Ese es el peor frío, pena.
BICEFA:
Esos vientos, que todo lo arrastran...
Salu2.
Un relato cargado de nostalgia y de sabiduría
Un abrazo
Bonito y triste, bice...
Extraordinario!!!
Aquí es verano sin embargo, siento el mismo frío que Pena
Esta vez creo que pena ganó la partida. No pasa nada tampoco, forma parte...
Muy lindo
Hoy nos dejas un retrato costumbrista estupendo, he podido ver la figura exacta del protagonista y la época en la que se desarrolla. Un abrazo.
Parece que le veo, y que cómo él siento ese viento viejo amigo de mi infancia. Precioso.
Un abrazo.
Precioso, bicefa. Lo dicho, últimamente estás que te sales.
Y ellas también.
Besos con chorizo.
Existen fríos que congelan el corazón mucho más que el viento helado. Muy buen cuento.
A mi me ha parecido como si leyera un micro de Delibes. Y también me ha dado frio...
Este cuento tiene...maestría.
Gracias, Bicefa.
Le he visto, de verdad y he sentido ese frío del que habla pena. Redondo.
Saludillos
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