10 de febrero de 2011

Esencia de arco y metal

Todo el auditorio se llenó de aplausos. Se deleitó con el instante. Lo respiró. La ejecución había sido perfecta. Sus hijas agradecían los reconocimientos y las flores con su aroma. Se vio paseando cada tarde con ellas camino del conservatorio. Ensayando y llorando y riendo y vibrando. Como ahora. Tiró de las esquinas y fue recogiendo la escena, plegándola con cuidado para no perder nada. Las butacas, el publico, sus caras emocionadas. Sus sensaciones. Un doblez y otro. Uno más, hasta que cupo en su mano. Apretó el recuerdo y convertido en una pequeña gota, lo dejó caer al fondo de un minúsculo frasquito. Lo tapó con un corcho y lo colocó en la estantería, con el resto de las esencias de los grandes momentos. Donde guarda su perfume; el de ella.


- Creo que ya te pregunté a que huelen los recuerdos, Pena...
- Los que no se tienen, a hueco

11 comentarios:

su dijo...

Me encanta no sólo el relato que es una joya, también eso de que cuando no se tienen recuerdos huelen a hueco. Precioso Bicefa.

Torcuato dijo...

Si, como dice su, una joya. Una joya de antología.
Felicidades, Bicefa.
Un abrazo.

Sandra Montelpare dijo...

es bellísimo Bicefa DE - MO - LE DORRRRRR! touchè....

Anita Dinamita dijo...

Me encanta, es una preciosidad
Eres un crack!!!
Me encantan los recuerdos que huelen a hueco, por desgracia tengo un montón :(

Susana Pérez dijo...

Precioso Bicefa.

Llevaba un tiempo con la idea en la cabeza de escribir sobre algo así, pero mira, tú has encontrado las palabras perfectas.

Me rindo a sus pies....

Unknown dijo...

Precioso, extraordinario, perfecto.
QUÉ DELICIA!!!
Enhorabuena, has escrito uno de aquellos cuentos por los que siento que toda una vida de lecturas valió la pena.

25771 dijo...

El olfalto es el primer y útimo sentido del ser humano.

Muy bonito.

Maite dijo...

Absolutamente genial, tengo debilidad por este tipo de relatos, donde las escenas se vuelven papeles que se pueden arrugar, o recoger, o incluso meter en un frasquito, son tan gráficas, se tornan tan tridimensionales que uno ayuda al protagonista a recoger cada esquina, y si además el fondo tiene tanto sentimiento, eso ya es para quitarse el sombrero y hasta los pantalones. Un abrazo.

Malena dijo...

Los olores y los recuerdos están íntimamente relacionados.
¿A qué huele el olvido?

Kum* dijo...

Sencillamente genial. Sólo bicefa podía escribirlo. Y Pena y Alegría comentarlo tan así.

Mi sombrero, maestro.

Besos en esencia.

Pd: El olvido huele a ausencia, Malena.

Kum* dijo...

Sencillamente genial. Sólo bicefa podía escribirlo. Y Pena y Alegría comentarlo tan así.

Mi sombrero, maestro.

Besos en esencia.