11 de abril de 2011

Historias de aquí

El abuelo era mayor en edad que sus nietos, aunque no de todos, solamente de los dos mayores. Los otros, Evaristo y Romino, sufrían un proceso de crecimiento inverso constante. Y de alopecia, pero lo habían heredado de ella, de la morena, su tercera esposa. Cansado de ser el (casi) más antiguo de la familia, se casó con una mujer mayor. Al menos en apariencia, porque en realidad apenas tenía conocimientos sobre los hombres, y de mujeres, las cuatro reglas que había aprendido en la escuela de su pueblo. Nada se podía reprochar al maestro ya que no tenía aprobada la oposición por haber nacido hombre en un cuerpo ajeno, en concreto el de una oveja churra daltónica, y ya se sabe, aquellos eran otros tiempos...


- Pena, el maestro de mi pueblo también era un hombre sin personalidad...
- Qué me vas a contar a mí, si nos tenía siempre castigados por envidia de las nuestras múltiples y divergentes.

9 comentarios:

Ikana dijo...

Puede que el abuelo sea viejo... pero el que se siente joven es joven. Luego hay otros que, por muchos años que tengan, parecen tener cinco años jaja

Paloma Hidalgo dijo...

La edad no nos la dan los años que pasan, nos la dan los años que vivimos, y si es como dice alegría, con personalidades múltiples y diergentes mucho mejor.

Abrazos varios

Paloma

Kum* dijo...

Pues yo pienso que la edad te la da la edad, y punto. Luego ya lo de ser viejo o senil depende de muchos factores que alteran el producto, por mucha obeja que sea usted o muy divergente que la tenga.

Genial, maestro. Una basura. Increíble.

No sé si llamar a seguridad o dejárte aquí mi sombrero. Es usted un monstruo, compañero.

Besos daltónicos.

Maite dijo...

Buen brochazo surrealista, yo creo que al viejo, lo podríamos mandar a vivir a Wínnappu, allí sería bien recibido :D

montse dijo...

Su edad mental era más fuerte que la física.

Sucede dijo...

Bicefa, peor lo tienen los que nacen cabestros en cuerpo de hombre... o incluso de mujer... y encima abundan!
Un abrazo!!! Muy bueno!!

Octavius Bot dijo...

La edad es un número. No es nada más. Y aunque atados de manera inamovible a ella, el tiempo ya sabemos que no perdona (excepto para la Srta. Puck en semanas como esta), no por ello somos más jóvenes, ni más viejos. Somos nosotros, y nada más. Y no culpen al maestro, de aprender nos ocupamos nosotros mismos.

Y ahora, si me permite después de estas palabras con o sin sentido, me voy a poner mi traje de oveja churra con colores en dolby surround.

Como hace el Sr. Kum*, le daría un sombrero, pero el mío se lo llevó el viento. Le dejo entonces un abrazo.

Octavius Bot

Dyhego dijo...

BICEFA:
Una miajica complicado sí que es... ¡Menos mal que la teoría de la relatividad me la sé de memoria, que si no...!
Salu2 :)

Torcuato dijo...

¿Y por qué no va a ser verdad todo esto?
Un abrazo, Bice.