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1 de agosto de 2013

Que vas a dar al mar

¿Por qué golpeamos con los nudillos las peceras y dejamos que las espigas de trigo se entrelacen duras entre nuestros dedos juguetones mientras paseamos distraídos por el campo? ¿Son impulsos, o es porque lo que rodea nuestros sueños existe al roce?
Los peces que saben de mares, se vuelven locos en las peceras. Elegimos las espigas para hacer el pan, aunque admiremos la belleza de las amapolas. Los sueños vuelan libres, nuestra frágil materia se recarga al contacto, aunque sea del cristal.
Lo importante hace indecentes las explicaciones de lo probable. Elegir, cuando se hace, compromete.
Si en la vida todo fuera tan sencillo como ser río y terminar en mar, fluiríamos y nadaríamos por las rocas, pero nos empeñamos y andamos, corremos, buceamos, respiramos, nos retorcemos de dolor o de placer, volamos y si morimos, cuando lo hagamos, será después, al final: después de vivir.


Caen al río
hojas que en él flotan.
El sol las seca.



- Pena, no te entiendo, ahora que vuelves nos traes esperanza.
- ¿Tú crees? A tus años aún confundes ser alegre con ser ilusa, y tener esperanza con reflexionar.
- Es cierto, me das mucha pereza siendo tan ceniza.

7 de junio de 2013

Esta noche

Todas las carnes blancas saben a pollo. El pensaba que sabían a pescado y en sus sueños saltaban los peces de colores en la selva, se escondían entre las sombras, se escabullían como lenguas de amantes.

Cuando desperté
en medio de la noche,
tenía hambre.



- Alegría, creo que tienes que hacer algo serio con esa adicción tuya al chocolate
- Pena, ¡qué poco sabes de alegrías!

14 de enero de 2013

Aire

Hubo una vez un pez que queriendo salir del agua a respirar, se dio cuenta de que no sabía volar.


- Pena, pues yo no me veo nada fea hoy.
- Pensé que te habías vuelto loca, y resulta que es cosa del espejo en el que te miras.

31 de octubre de 2012

Llueve pausado


Hoy está lloviendo, y tengo un paraguas lo suficientemente grande como para tapar a dos que dan un paseo juntos por la orilla del río. No tiene pinta de convertirse en una tormenta perfecta, luego será pausado, sin más pretensiones que el silencio del agua y caminar acompasados; que el tiempo de torrentes ya va pasando y la calma es un buen plan para el desasosiego.

Cuando era pequeño, los días que llovía e iba en coche, juntaba mi cara al cristal para refrescarme. En más de una ocasión me quedé dormido nadando entre los peces al arrullo de las olas.

Si el tiempo se deja pasar despacito, sueño.


- Calma para la crisis, Pena, me parece un buen plan.
- De ilusa que eres, me resultas tierna. Lo que se necesita es justicia social y esa no se da con calma. ¿A quién se puede convencer de que ceda lo que cree suyo y reparta solidariamente? La revolución no la harán los ricos o los que tienen el poder.
- Es cierto, pero tranquila, que para ir de 0 a 100 hay que ir pasando por 99.

6 de agosto de 2012

Bella



De vuelta, las nubes se tornan más oscuras y se huele una tormenta inevitable.


***


Parpadeo en los campos, en las gasolineras, en el cielo abierto, en el aguacero torrencial....


***


Las maletas abiertas, mar de arena, soles paseados, lunas plácidas.


***


Los corazones cerrados viven menos.
Los secretos compartidos son compromisos. 
Los peces sueñan con volar amarrados a la belleza de aquellas flores de miel de naranjo.




- Yo suelo soñar con irme.
- Pero disfrutas quedando, Alegría.
- Ya Pena, pero eso es porque es donde estoy.

18 de junio de 2012

Oníricos



Agitados y lentos, sus sueños fueron rompiendo el orden. Al despertar, decidió tomarse el día libre y no colocar nada. Se sumergió entre peces y nubes de algodón; dulces. Trenzó espirales con sus pentagramas de colores hasta lograr el caos. Se sentó mirando al mar y se sintió querido desde la otra orilla. Valiente, atrapó el tiempo suficiente para seguir soñando. Así, despacio, como a humo en café.




- Me gustán las tempestades aunque no traigan calmas.
- Ya Alegría, las calmas son tan tranquilas que siempre parece que va a pasar algo...
- Bueno, seguro que bueno... 

10 de junio de 2011

Amigo de los peces

Iba a hacer un crucero, pero la oferta de viajar en avión fue irresistible. Él eligió el barco. No lo supieron hasta que se conocieron en aquella cafetería de ligoteo rápido. Siete minutos y un bombardeo de preguntas fueron suficientes para que se enamoraran. Ella del número catorce, su oferta de vértigo fue irresistible. El eligió a la sirena, a la doce. Pero el destino, cegado y tozudo, quiso que coíncidieran de nuevo en un curso de buceo. Ella subió vio el cielo y se quedó con el monitor, su oferta fue irresistible. Él, amante de los peces, eligió el mar para soñar.


- El destino no es tozudo ni ciego, todo es coincidencia, Alegría.
- Ya, ¿y si el destino es el que hace todo sea coincidencia?
- No me empieces con lo "ysis" que nos conocemos...