Bien, nadie en la calle. Puedo trazar las diagonales perfectamente en los rectángulos de las aceras. No piso las líneas imaginarias. Me salto las azules y me poso en las baldosas rojas, porque hoy soy de fuego. Uno, dos y tres... y treeessss ¡ya! Verde. Salto las rayas blancas del paso de cebra. No piso el bordillo y ya está. Me ajusto los nudos de la bufanda y trazo todas las líneas imaginarias de la acera: diagonales, baldosas rojas..., porque no vale pisar ninguna... hoy soy fuego y el fuego no puede tocar el azul que es agua... ¡Hala, un montón de hojas, y son marrones y amarillas que sí puedo pisar! No voy a dejar ni una... ¡Cómo mola venir sola al cole!
- Lo que daría yo por poder saltar sola sobre las hojas secas
- Alegría lo nuestro es imposible
- Lo que pasa es que tú nunca quieres hacerlo, eres demasiado vergonzosa para divertirte
10 comentarios:
El encanto de la sencillez.
Salu2 sencillos.
Que bien has captado la realidad del mundo de los niños. Un saludo
De pequeña yo hacía mucho eso, lo de ver líneas imaginarías y no poder pasar, o no poder pisarlas :-D
Gracias por traerme un trocito del ayer. Un abrazo.
Yo misma cuando cruzo un paso de cebra con mi hija siempre es "solo se puede pisar las blancas" y todos vamos a saltitos... no sé qué podría pasarnos si no...
Precioso! Un abrazo
Que bonito :) que recuerdos, que bello era ser niño.
Sin duda toda una aventura el ir sola al colegio imaginando cosas. Me encantó, un abrazo.
Dulce, sencillo, tierno y precioso: una joya.
Abrazos!
Y cuando lo hace un adulto dice el psicologo que tiene un TOC... Será, digo yo.
Me ha encantado este micro.
Abrazos cuánticos
¿Y no pisabas ningún charco?, yo saltaba para cogerlos todos, salpicando con las botas "katiuskas". ¡qué recuerdos!.
Saludos, Bicefa.
ME ha parecido oírme a mi misma cuando iba por la calle de cría... Una voz de niño muy bien encontrada
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