Estaba inquieto. Tenía el convencimiento de que algo no iba bien, algo se le había pasado. Empezó a repasar mentalmente sus últimos pasos antes de llegar a este punto. Finalmente logró serenarse por un momento. Respiró profundamente. Tomó impulso y despegó. Los coches y los árboles cada vez eran más pequeños. Parecían insectos. ¡Un momento!: eran insectos. Se dirigían hacia él portando un gran cofre lleno de oro y piedras preciosas. Lo defendió hasta que sintió ese sonido. Más y más intenso. Y el dolor de una saeta que entraba una y otra vez. Y ese ruido y ese dolor en las costillas. Y esa voz, primero susurro, espeluznante alarido después.
Abro los ojos. Las siete... se me olvido desconectarlo. Y tú para ya, por favor. No me des más codazos y deja de gritarme, que ya apago el despertador..
Otro domingo que empezamos con mal pie.
- Muy graciosa, Alegría, encima vete contándolo por ahí.
- ¿No me digas que no fue divertido?
- Pero si encima estaba lloviendo...
- Me encanta oír la lluvia desde la cama
5 comentarios:
Lástima de olvido, el sueño estaba de lo más interesante!
Un abracito soñador y durmiente
Fantasía onírica y realidad, buena mezcla.
¿Para cuándo un club de fans de Alegría y Pena?
Sueños surrealistas! Genial.
Abrazos
¡Malditos roedores -decía el gato Jinks!
¡Malditos despertadores -decimos todos!
Salu2 puntuales
Jo, duermete otra vez y sigue contándonos.
Abrazos!!!
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