Se asomó a la cafetera como quien busca un último aliento. En el fondo, una gota bailaba pegándose a los últimos posos. Fue al salón. Se derrumbó en el sofá, y mientras caía en él, mando en mano, pasó por no menos de tres canales: dos de tele-venta y otro, no sé, ¿de cocina? Apagó, tachó, fulminó la televisión. Miró hacia el tic-tac del reloj. Suspiró. Volvió a suspirar. Y, en un alarde de actividad frenética, empezó a doblar la ropa que estaba en el balde. Los pantalones primero, bien estirados y haciendo coincidir las costuras. Las camisetas, formando perfectos cuadrados y apilándolas por cubos. Los calzoncillos de Nicolás y la servilleta a cuadros verdes del colegio. La colocó en los armarios. Y de vuelta a la cocina se vio en el espejo del pasillo. Se paró. Volvió a mirarse. Fue al estudio y cogió un sobre. Copió con su mejor caligrafía su última dirección: la de las noches largas y los días claros. Se dobló con sumo cuidado y se metió dentro con el sigilo de un contorsionista.
Y se marchó en el correo de las siete.
- ¿Se fue así, sin más?
- Y sin menos, alegría.
- Es broma... ¿no?
- Mira a ver si está, si no me crees.
11 comentarios:
BICEFA:
Espero que, por lo menos, haya puesto remite.
Salu2 guau guau
El sobre tenía que ser verde . . . esperanza.
Fenomenal, hoy te has lucido :-D Me ha gustado mucho esa visión de regreso al pasado, a un momento mejor, a días en los que la rutina aún no estaba instalada en casa y en su vida. Un aplauso.
Muy original tu texto...
Buen recurso ése. Muchas veces he pensado yo eso de mandarme por correo...
Un saludo de tu paisano, Bice.
noches largas y días claros...
me ha gustado mucho esta entrada... algo se ha "movido" dentro de mi... marcharé esta tarde en el correo de las siete ;)
gracias por compartir tus lágrimas
un besazo enorme
Qué bonito!!
¿Se pondría sello, verdad?
Hay días en los que leer estas cosas te enamora de la pantalla.
Un saludo.
Bicef, desde que te sigo, es la entrada más bonita que he leido (sin desmerecer las otras, por supuesto). Algún día te diré la dirección que pongo en el sobre cada vez que me hago, yo, contorsionista. Saludos.
Me sentí identificada con eso de doblar la ropa ¡qué tedio! Me encantaría poder meterme en un sobre y desparecer con rumbo desconocido, aunque no solucionaría nada, pues a la vuelta, la pila de ropa por doblar seguramente se habría multiplicado hasta el cansancio :)
Excelente, Bicefa. Un buen llamado a la reflexión...
Besotes.
Una preciosidad de micro.
Felicidades Bice
Un abrazo.
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