Sabía que la realidad y el sueño caminaban uno al lado de otro. Que vivir una pasión, solamente dependía del azar, de un codazo en medio de la noche, del despertador, de su recuerdo. Lo que nunca sospechó fue que su realidad dependía de un sueño igualmente azaroso. Hasta ayer y ese cruce de caminos, que hizo que, bañada en aceite cien por cien vegetal, compartiera espacio con otras seis de calibre medio, perfectamente alineadas y recortadas sus cabezas. Que, aleatoriamente, fuera tomada del estante, pagada, almacenada y abierta la lata, en el día de actos, formara parte de un bocadillo, junto con unas cuantas rodajas de tomate y unos aros de cebolla. De esos que hacían que se despertara entre sueños, sudores y ardores de estómago.
- ¿Se puede soñar sin cabeza, Pena?
- Sí, pero solamente la realidad...
7 comentarios:
Perdón, sé que puede ser irreverente ante el fatal destino de la protagonista pero jajajaja. Muy bueno.
Saludillos
Eso es un Magritte. Me encanta. Y sí, se puede soñar sin cabeza....de pescado.
Interesante el punto de vista elegido. Bien realizado este cuento.
Abrazos,
PABLO GONZ
Siempre adoré a Magritte. Y, bueno, esto es lo que pasa cuando un divergente le pone letra al dibujo de un surrealista.
"Sí, pero solamente la realidad"...
Un día de estos te secuestro a Pena.
Besos sirenos.
pensaba según leía en lo identificada que me iba sintiendo, hasta que me has hecho pensar que soy cual sardina servida entre rodajas de tomate... uff, qué duro para terminar mi día xDDD
Cuando tengo un buen sueño de esos que te encantan a mas no poder y suena el despertador o mi gato maullando... me levanto con el pie que no es y la alfombra me recibe con un cariñoso abrazo y un "buenos dias, dormilona"
jajaja, los ardores son por el tomate... jajaja
y sin cabeza es como se sueña no? jajaja, la cabeza está para el resto...
Abrazos!!!!
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