Acostumbrado a mirar desde su ventana tan poco discreta, Bicefalepena mira para dentro y no se reconoce, porque alegría se cansa de pena y pena se confunde con alegría.
Entonces ocioso como está, se pone a ver lo que comen los demás en los restaurantes, y lo que hablan, y el coche que conducen, y los peques que pasean, y el trabajo que manejan, y sus caras, y sus peinados, y lo que escriben, y lo que piensan, y como cantan, y caminan, y sus sombras, y su tamaño de corazón, y como tragan la vida, y como descansan, y sus caricias, y sus nombres... y uffffff!!!
De tanlejos conocemos más y hablamos más que de tancerca...
- Alegría, se te ve tan sonriente hoy.
- Y a ti pena... tan triste y tan mayor....
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