Coloco el felpudo. Hoy es martes y toca limpieza de escalera. Espero el ascensor. Se abren las puertas. Baja ocupado; los del octavo y su mascota, un elefante albino africano. Yo voy cargado con la basura en cuatro bolsas: papel, plástico, botellas varias y el resto. Monto. Se ha parado. No parecen nerviosos. Acarician a Tolo. El niño, celoso, empieza a gritar para llamar la atención. No le hacen caso. Una hora y cuarto y no aparece nadie al rescate. Huele mal. Por fin en la calle, está empezando a llover. Han florecido los cerezos del parque.
- Pena, yo suelo ir a nadar los martes...
- Lo que pasa con las rutinas es que es posible acostumbrarse a todo. ¿Te has olvidado de que somos siamesas?
2 comentarios:
Son esos días en que es preferible no moverse de casa. Aunque te digo algo, Bicefa, menos mal que los del octavo tenían solamente un elefante y un niño :)
Súper, se palpita la impotencia, la bronca y la desesperación del personaje a través de tu magnífica metáfora.
Un gran cariño.
Como cada día, sigues sorprendiendo.
Abrazos
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