Se levantó de la cama. Se aseó pulcramente, primero una ducha y después el afeitado, que así queda más apurado. Desayunó y fue a la biblioteca pública. Entró en ese portal que le habían recomendado. Metió todos los datos, sus estudios, su experiencia laboral, todo. Y perplejo miró el resultado que le escupió la pantalla del ordenador sobre lo que debería cobrar al mes. Su mente matemática hacía cálculos precisos de todo el dinero que llevaba perdido en esos diez años de calle y de las relaciones que había dejado por el camino, y sus niños, y aquel coche. Todo por un simple tropezón que tuvo cuando salía de la facultad con su lustroso título de Licenciado y aquel cántaro de leche que se partió en mil pedazos.
- La de cosas que se pueden hacer cuando se pueden hacer.
- Ya, Alegría, sobretodo cuando no se han hecho.
9 comentarios:
Jeje, creo que Alegría y Pena ya lo dicen todo hoy.
Besos hacedores.
Los ojos a veces se llenan demasiado rápido de números que nublan lo más importante.
Un abrazo
Nunca me han gustado los cántaros de leche...
Espero que ahora haga lo que debe hacer.
Salud!
No se pierde lo que nunca se ha tenido. Eran sueños y se puede volver a soñar, y a luchar por los sueños.
Saludillos
Es cuestión de recuperar el tiempo perdido, el título ya lo tiene y el afán de superación le surgió cuando decidió entrar en el portal recomendado...
Muy bueno, Bicefa, como siempre.
Besos.
BICEFA.
Triste, como la vida misma, e injusto.
Salu2.
Y la de cosas que te das cuenta que podrías haber hecho cuando ya no puedes hacerlas
Algunas no, otras sí. Muy bueno.
Siempre queda tiempo para hacer cosas nuevas, espero!
La vida, al menos, enseña
Abrazos
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