25 de noviembre de 2010

La fuga

Las tapas de los libros seguían colocadas uniformemente a juego con el cuadro "de este tamaño, y que tenga mucho verde" que encargaron a la tía Hortensia.
Su rastro en el polvo de la estantería y la foto de la Primera Comunión de Rosa Mari movida, fueron quienes delataron la fuga. Es muy difícil engañar al ojo avizor de mamá un sábado por la mañana.
En su defensa dijeron que se habían ido de casa porque se aburrían. El caso es que aparecieron en la red.
Hasta ese momento no habíamos echado de menos a los textos, ni a los relatos con su ficciones ficticias casi reales.


- ¿Crees que limpiamos poco en casa?
- Alegría, no me vengas ahora con remordimientos, que no cuela. Hablando de otro tema... No creo que nadie haya leído los textos, esas historias tan largas...
- Por eso los encontraron: silenciosos y cubiertos de polvo.

7 comentarios:

Dyhego dijo...

BICEFA:
Angelicos, lo pobres textos: se han ido adonde les hacen más caso...
Salu2 textuales

Torcuato dijo...

Esto pasa en las casas que compran libros bonitos para decorar, y pasa.
Un abrazo.

Susana Pérez dijo...

Pues yo a pesar de todo, los sigo prefiriendo tradicionales, con sus tapitas, sus hojitas de papel, palparlos, olerlos,...

Besos

Maite dijo...

A mí también me pasa que donde esté lo tangible...
Y mira que leo cositas en pantalla ¿eh? pero no me puedo resistir a seguir con la costumbre del paso de hojas y su ruidillo.
Un abrazo

Unknown dijo...

Coincido con las compañeras: un libro para pasar las hojas, para olerlo, para guardar bajo la almohada. No, la pantalla no es lo mismo.
Un beso.

Sibreve dijo...

Caminamos hacia un mundo en el que, cuando haya un apagón, la gente sobrevivirá mientras duren las pilas (Josera dixit).
Por cierto, en cuanto a lo de la decoración:
1º) Tengo un amigo pintor que, cuando comenzaba, le pedían muchos cuadros por tonalidades. Le sentaba como una patada en los...
2º) Un día saqué una ristra de libros falsos (de esos que van pegadas las tapas y no hay más) de la librería de un amigo al querer hojear uno.
3º) A mi mujer, librera ella, le piden libros de oferta con lomos verdes, azules...
4º) Una vez contrataron a una señora que les echara una mano y cuando quisieron darse cuenta había ordenado la estantería de libros de bolsillos por colores.
Saludos.

impresiones de una tortuga dijo...

El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.

(Marcel Prévost)

Saludos, Bicefa.