Algo está pasando. Esto no para de moverse. Intuyo cambios. Me gustan, pero no puedo evitar los ahogos. Será la emoción. Haré yoga. Pie por encima de la cabeza. Vuelta. Otra voltereta. Música. ¡Qué bien, música! Otra vez movimientos. Voy a hacer el pino. Me encanta hacer el pino. Me ahogo. No me puedo mover. Me ahogo. Me duele la cabeza. No veo nada. Ay mamita, me ahogo. Cuánta luz. Y qué frío. Creo que hablan de mí...
- Es precioso. Mira, tiene tu sonrisa...
- Pues yo casi no me acuerdo.
- ¿Casi?, Alegría eres una optimista insufrible.
- Y tú si tuvieras un poco más de imaginación no te haría falta tener tanta memoria, que pareces un termo...
11 comentarios:
Cada día me sorprendes.
Abrazos admirados.
Un texto muy fresco y esperanzador, te felicito.
Un beso.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Ese diálogo entre pena y alegría... es de sombrero.
Un abrazo admirado.
Cuento hecho con un puñado de todo lo bueno que hay en el mundo y de lo mejor que nos habita.
Repito a coro con Kum*: un abrazo admirado.
De veras que es un regalo una nueva vida, como lo es este micro. Un abrazo.
Que hermoso :) lástima que ahora habrán de pasar años, antes de que vuelva a hacer el pino.
El regalo es llorón pero es el mejor que se puede recibir.
Un abrazo.
Bonito regalo nos has hecho.
Un abrazo.
David.
Un regalo, sin folleto de instrucciones, sin fecha de caducidad....un apasionante regalo!!
Bsos.
Cuando se busca, es el mejor regalo. Bonita forma de contarlo.
Par de besos.
¿Yo también hice todo eso? ¡Qué pena que ahora no pueda ni rascarme la espalda solo!
Por cierto, que me gusta la idea de relacionar la imaginación con el optimismo y la memoria con el pesimismo, redundando en aquello que dijo don Mario en forma de Haiku del pesimista, el optimista y la información.
Me ha gustado.
Saludos
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