Salta un coche en su huida y se esconde tras él. El aire frío de noviembre le congela los pulmones. Respira entrecortado. Recuerda sus clases de canto. Intenta serenarse para no ser descubierto. El diafragma empieza a dominar la situación. Tira de los pulmones hacia abajo y expulsa el aire suavemente. Lo repite de forma automática. Se deja llevar por la calma. Las primeras notas del Adeste Fideles acuden a su garganta y son arrojadas con voz aguardentosa. Se adapta a su voz de barítono y baja una octava, como en los últimos años de conservatorio. La ejecución ha sido perfecta. Los policias aplauden admirados con los ojos vidriosos. Una niña tira del bolso a su madre y logra unas monedas que recibe aturdido y aliviado. Recuerda a la suya y a ella dedica en silencio su minuto de gloria, mientras recoge las últimas monedas del suelo.
Son las cuatro de la tarde, buena hora para un carajillo.
- Este año te has adelantado con lo de la Navidad ¿no? - Si Pena, ya es Navidad en bicefalepena, antes que en el Corte Inglés.