Todos los años el mismo deseo. Llegaba el verano y con él su cumpleaños. El anhelo en su mente, la tarta preparada, los carrillos hinchados. Se veía convertida en rana... Pero no sabía que soplaba la velas en contra del viento y el barco se iba, con su afán, en dirección contraria. Y la princesa lloraba...
- Alegría, yo siempre deseo estar con quién más quiero...
- Por cierto, una tarta maravillosa, felicito a la cocinera.