Como víctima de los dioses y sus juegos, pido, es más, exijo que se haga justicia conmigo. Dicen de ti que eres el único, el infalible, el que todo lo ve, el justo y el piadoso. Tú que has visto cómo te han creado, destruido, blasfemado, matado. A ti clamo desde el desconcierto pidiendo libre albedrío. Porque...¿puede saberse qué hago yo sentado a la mesa la camilla de la del octavo tragándome un culebrón, si me acabo de tirar por la ventana del séptimo?
- Si fueras más hábil, sabrías que como se consiguen unas cosas es regalando otras.
- Ya, Alegría, ¿y qué regalas tú a un dios? ¿dinero?
