Oí sus llaves en la escalera. Siempre se le caen al sacarlas, y luego las mueve a modo de sonajas a ritmo de tumbao hasta que llega a la puerta. Choca dos, tres veces con la cerradura hasta que acierta a abrirla. Está en casa. No creo que lo note. Solamente han sido dos vinos y además he comido. Vaya, las llaves al suelo. Seguro que está planchando, y con lo que le gusta, estará de un humor de perros. Menos mal que vino más tarde, así me ha dado tiempo a arreglar la casa. La plancha la dejaré para mañana, con tiempo, viendo la tele y de paso saca a los niños un rato al parque, que más de una piensa que estoy viuda. Es buena disculpa la plancha, pesada, pero liberadora. Aupa las llaves, ...por la esquina del viejo barrio lo vi pasar, con el tumbao que llevamos los guapos al caminar... Se me dispersa la cerradura, lo va a notar, seguro que nota lo de los vinos, y es que a partir del tercero no soy persona...
- ¡Hola cariño!
- Hola cariño, hola cariño. Siempre estás pensando en lo mismo. Ven aquí, papito.
- Alegría, la vida es algo previsible ¿no?
- Sí, por lo imprevisible de todos los días.
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15 de abril de 2011
3 de agosto de 2010
Lo cotidiano
En una película que vi un personaje, como tantos, le preguntaba a otro...
- No puedo entender como con tu preparación y estudios, puedes ver esos programas de televisión que no hacen más que preguntarse sobre las vidas de los demás...
La respuesta fue simple...
- Cómo se nota que tú no planchas a menudo...
La evasión, despejar la mente..., debe ser como mirar al mar o algo para combatir el tedio. Lo que hace que las personas acostumbradas a hablar de cosas cotidianas, sean capaces de hablar de lo más profundo y elevado casi sin despeinarse. Lo que hace que pasar de un segundo a otro formen un continuo...
- No puedo entender como con tu preparación y estudios, puedes ver esos programas de televisión que no hacen más que preguntarse sobre las vidas de los demás...
La respuesta fue simple...
- Cómo se nota que tú no planchas a menudo...
La evasión, despejar la mente..., debe ser como mirar al mar o algo para combatir el tedio. Lo que hace que las personas acostumbradas a hablar de cosas cotidianas, sean capaces de hablar de lo más profundo y elevado casi sin despeinarse. Lo que hace que pasar de un segundo a otro formen un continuo...
Es cierto que la vida puede cambiar de repente por algo inesperado y cambia...
Quienes hacen soportable esos cambios son las personas acostumbradas a hacer de lo cotidiano, lo importante. Quienes son capaces de leer cuentos, de hacer reír a un niño enfermo en un hospital, quienes saludan con una sonrisa día tras día tras un mostrador por el que pasan cientos de personas en sus quehaceres que ni le miran...
- Esos, esos son los imprescindibles alegría...
- Pena, hay veces que te elevas tanto, que me pareces un globo de feria en la mano de un niño patoso...
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