Mostrando entradas con la etiqueta maestra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta maestra. Mostrar todas las entradas

18 de agosto de 2010

La maestra

Sentada en la silla, donde esperaba la tranquilidad que ya no sentía en vida, gastaba sus últimos momentos. Respiraba el mismo aire una y otra vez, de forma dolorosa, perceptible. Los ojos puestos en una ventana, asomando a la nada de un campo de tejados. Pasos en los pasillos, en las escaleras, a su lado. Muchos arrastrando las zapatillas, los menos sabiendo donde ir. Murmullos sin sentido y un zumbido continuo de una lámpara mal ajustada y un lamento con un suspiro...

 A su lado, su hija, armada de una lima multicolor va esculpiendo con delicadeza sus uñas mientras se ajusta sus recién estrenadas gafas una y otra vez.

Viendo sus manos ahora inertes, jamás se podría adivinar la de veces que rodeó otras rectificando malos trazos o acariciando miles de despeinadas cabezas o limpiando tozudos mocos. Cómo cortaron el aire acompasando sus explicaciones, mientras diminutos ojos se quedaban boquiabiertos. La de sartenes que movieron, la de calcetines que zurcieron. Cuantas caricias y a tantos...

Una pequeña luz, apenas perceptible en sus ojos hizo saber a su hija que algo divertido se le había ocurrido y quitándose la gafas clavo sus ojos en el mar de los de su madre...

- Peque, me gusta que me arregles las manos, no vaya a ser que piensen que no puedo hacerlo...

Y yo me acuerdo que me decía que me cambiara los calzoncillos cuando iba a salir con la bici que no me vaya a ser que te pase algo por ahí...

(A mi maestra, como tantas otras maestras)