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17 de diciembre de 2012

Cantando cuentos

Ayudado por sus musas, el monstruo de dos cabezas se alimentaba de todo tipo de palabras. Las recogía entre los ríos, gritando al viento del norte: verbos en subjuntivo, tildes esdrújulas, sustantivos compuestos con o sin guión eran su sustento.
Pero aquellos años la brisa ajó las cosechas y las musas durmieron hasta tarde al abrigo del tedio.
Fue entonces cuando se perdió en el bosque de las montañas, que bajo la nieve, entre sus rizadas ramas escondía las palabras de más valor y se las regalaba amparado en la noche.
Los días trajeron la luz y entrelazando sonrisas de gentes, encontró las que alimentaban el alma.

Y lo hizo contando historias y cantando sueños.


- Alegría, tu confundes la realidad con la ficción, ese es tu problema.
- No es así Pena, simplemente la adapto y la fabulo para que tenga sentido...

8 de junio de 2011

Noches

Los hermanos Shöoy, montados en sus unicornios bicéfalos en medio de un vendaval, lograron atrapar al sol durante medio día. La vieja Lhuña, tendiendo su manto, se apoderó de este tiempo y lo llamó noche. Cuentan que, aún hoy, están tirando cada uno de un lado para tratar de adueñarse del tiempo y por eso los dias se estrechan en las oscuridades del invierno.




- Pena, es en esas noches largas donde cuentan cuentos.
- Y en estas noches cortas cuando los inventan para los filandones.

15 de marzo de 2011

Gestión de fracasos

Situación crítica: Son las cuatro de la madrugada. Un llanto mudo en medio de la noche. Un niño de seis años está sentado en su cama. Alrededor de él, huellas húmedas que dejan patente una fuga de pis. Se enciende la luz. La madre mira al niño y se acuerda de su padre, el niño también, pero, previsor, lo demuestra y rompe a llorar. Se funden en un abrazo. Baño, crema hidratante, cambio de ropa de cama, pijama limpio con olor a suavizante. Se funden en otro abrazo. Lo siento, estaba soñando con el río y se me escapó... No pasa nada, cariño, (con un beso y hasta mañana). 
- Mamá (ojos abiertos). Ya no me quiere. Lo sé.
- Papá (ojos cerrados). Cariño, ¿qué ha pasado?
- Mamá. Nada. Déjalo.
- Papá, (ojos abiertos). Pero ¿qué he hecho yo ahora?
- Mamá. Nada, eso es lo que pasa. Que nunca pasa nada ya.
Cuatro ojos, mirando al techo, brillan a la luz de un despertador que empieza a sonar.
El niño duerme tranquilo. Su hermana también.


- El problema de los errores es que es difícil encontrar el origen.
- Alegría, sobre todo cuando se vive en una casa sin espejos.