8 de agosto de 2013

Te envío poemas...

De cuando tenía palabras te escribí unos versos.
Tu respuesta esperanzadora fue "algo sabrás hacer bien".
Y ahí ando, buscando buscando...



- Hace mucho tiempo que pasaste de joven promesa a gran decepción Alegría.
- Dame tiempo, dame tiempo...

1 de agosto de 2013

Que vas a dar al mar

¿Por qué golpeamos con los nudillos las peceras y dejamos que las espigas de trigo se entrelacen duras entre nuestros dedos juguetones mientras paseamos distraídos por el campo? ¿Son impulsos, o es porque lo que rodea nuestros sueños existe al roce?
Los peces que saben de mares, se vuelven locos en las peceras. Elegimos las espigas para hacer el pan, aunque admiremos la belleza de las amapolas. Los sueños vuelan libres, nuestra frágil materia se recarga al contacto, aunque sea del cristal.
Lo importante hace indecentes las explicaciones de lo probable. Elegir, cuando se hace, compromete.
Si en la vida todo fuera tan sencillo como ser río y terminar en mar, fluiríamos y nadaríamos por las rocas, pero nos empeñamos y andamos, corremos, buceamos, respiramos, nos retorcemos de dolor o de placer, volamos y si morimos, cuando lo hagamos, será después, al final: después de vivir.


Caen al río
hojas que en él flotan.
El sol las seca.



- Pena, no te entiendo, ahora que vuelves nos traes esperanza.
- ¿Tú crees? A tus años aún confundes ser alegre con ser ilusa, y tener esperanza con reflexionar.
- Es cierto, me das mucha pereza siendo tan ceniza.